
Revista Neosapiencia. Julio - diciembre 2025. Vol. 3, Núm.2, P. 134–147.
Esto ocurre porque los alumnos requieren inteligencia emocional que puedan aplicar para
optimizar su investigación, su niñez y su estabilidad sentimental (Cueva et al., 2024).
Las investigaciones más antiguas examinan la conexión entre los impactos de la inteligencia
emocional en el rendimiento académico de los alumnos en entornos escolares. Esto impacta en la
quinta propiedad de la quinta escuela primaria perteneciente a las dos instituciones educativas (el
Ministerio de Educación Humana, Ingenieros Humanos, Ministerio de Tecnología Humana y el
Ministerio de Formación Cívica Unificada). Para este propósito, se anticipa que las estrategias
logren metas globales. En primer lugar, definimos las evaluaciones de inteligencia emocional
entre los alumnos según su género, edad y curso (Figueroa, 2023).
Identificar la conducta de los niños en cada curso, identificación de relaciones intencionales,
finalmente, las relaciones interpersonales, la capacidad de adaptación, la gestión del estrés y el
vínculo entre la inteligencia emocional y el desempeño académico, señalan la correlación entre la
inteligencia emocional y el rendimiento escolar. Este análisis busca comprobar si hay una
correlación entre las dos variables. Esto ocurre porque los alumnos con destacados éxitos
académicos son incentivos para conseguir servicios en su investigación. La hipótesis del estudio
sostiene que la inteligencia emocional tiene un impacto en los rendimientos académicos de los
alumnos. Hay un vínculo positivo entre ambas variables (Fontanillas et al., 2022).
De acuerdo con Huaraca et al., (2024) la inteligencia emocional es la habilidad de identificar,
entender y controlar las emociones propias y las ajenas, el concepto está formado por cinco
dimensiones fundamentales: autorregulación, autoconciencia, motivación, empatía y capacidades
sociales; estas habilidades posibilitan que los alumnos afronten el estrés académico, mantengan
la motivación ante las dificultades, generen relaciones positivas y tomen decisiones responsables;
todo esto incide de manera directa en su desempeño escolar.
Desde la perspectiva educativa, varios estudios han evidenciado que los alumnos con más
inteligencia emocional tienen un nivel superior de persistencia frente a la frustración, trabajo en
equipo, resolución de conflictos y concentración, esto se traduce en una disminución de la
deserción escolar, un incremento del compromiso con el aprendizaje y un desempeño académico
más alto (Idrogo & Asenjo, 2021).
Además, investigaciones recientes han identificado que el desarrollo de la inteligencia emocional
contribuye a fortalecer la autoeficacia, la resiliencia y el bienestar emocional, factores que son
esenciales para el éxito académico en contextos tanto presenciales como virtuales; se ha